El seguro de salud puede ayudarte a determinar qué tipo de alérgeno produce la reacción alérgica

La alergia es un trastorno muy habitual y algunas personas con alergia ya han comenzado a notar los primeros síntomas aunque la mayor incidencia suele producirse en los meses de abril a junio.

En casi todos los casos conocemos las alergias, bien porque somos alérgicos a algo o conocemos a alguien que lo es. Estas son reacciones de defensa del sistema inmunitario ante determinadas sustancias que el organismo reconoce como extrañas. Son los llamados alérgenos. ¿Pero cómo puedo saber si soy alérgico o no? Y ¿hay forma de tratarlo? Tu seguro de salud puede ayudarte en ambos casos.

Las alergias son un problema crónico común que ocurre cuando el sistema inmunitario trata a una o más sustancias inofensivas, como el polen o los cacahuetes, como si fueran virus, bacterias y otros agentes perjudiciales. Para combatir esa supuesta amenaza, el sistema inmunitario produce anticuerpos IgE, que son los que causan los síntomas de la alergia.

Estos síntomas de la alergia pueden variar dependiendo del tipo de alérgeno. Los aéreos suelen producir estornudos, mocos, picor de nariz y enrojecimiento, o picor de ojos. Entre estos, los más comunes son el polen, el polvo el moho, la caspa o el pelo de animal. Otros, también muy habituales, son las alergias a algunos alimentos (huevos, lácteos, frutos secos, mariscos, melocotón, etc.) que suelen causar irritación e inflamación de labios, garganta, párpados y también trastornos gastrointestinales (náuseas, vómitos, diarreas, etc.).

Con respecto a las picaduras de insectos, especialmente abejas y avispas, pueden provocar urticaria. Ciertos medicamentos pueden generar prurito en la piel, pero también pueden conllevar mareos e incluso desvanecimientos. Además hay alérgenos que provocan reacción al contacto con la piel, como algunos metales (níquel, bronce) o tejidos como el látex, que generan dermatitis.

Si tienes alguno de los síntomas descritos, puede que seas alérgico y lo normal es que acudas a tu médico. A la hora de realizar un diagnóstico se pueden llevar a cabo diversas pruebas:

  • Analítica de sangre: se realizan con el fin de determinar dos aspectos, el número de glóbulos blancos que se producen en mayores cantidades cuando hay una reacción alérgica y la prueba de Imunoglobulina E (IgE) sérica, que sirve para detectar un determinado alérgeno. Se suele utilizar cuando no se pueden realizar pruebas cutáneas.
  • Prueba de los parches: se colocan alérgenos en parches (de diferentes sustancias) y se ponen en contacto con la piel durante entre 24 y 48 horas para determinar la causa de las dermatitis por contacto.
  • Test de punción: sobre el brazo se aplican unas gotas del posible alérgeno y se erosiona la piel para que se introduzca bien el líquido. Tras 15-20 minutos, se observa la reacción.
  • Test intradérmico: en este caso se inyecta una mínima cantidad de alérgeno en la piel.
  • Pruebas de provocación: el paciente tiene que ingerir el posible alérgeno bajo supervisión médica hospitalaria y se usa para diagnosticar alergias alimentarias o farmacológicas.

Cuando ya hemos diagnosticado por fin la alergia, se continuará con el tratamiento. Este va a depender de la gravedad de los síntomas, por supuesto. Las medidas que los médicos suelen prescribir van desde evitar mantener el contacto con el alérgeno al uso de corticoides, pasando por antihistamínicos de distintos tipos o tratamientos de inmunoterapia.